Estamos en un momento en el que la sociedad está pasando por una etapa característica, en la que está imponiéndose un tipo de consumo muy característico, y que hasta ahora no se había desarrollado con tanta intensidad, me refiero al consumo colaborativo y a la economía colaborativa.
El consumo, colaborativo se define como una interacción entre dos o más sujetos a través de medios digitalizados o no, que satisface una necesidad real o potencial de una o más personas. Este tipo de consumo se puso de moda cuando empezaron a desarrollarse las redes sociales, y el acceso a Internet se podía realizar desde cualquier parte.
El desarrollo de las tecnologías ha permitido que el contacto entre personas sea casi instantáneo, de fácil acceso, y cada vez más barato. Actualmente casi todas las personas poseen un teléfono inteligente desde el que acceder a Internet, y a una tienda de aplicaciones. Las oportunidades que ha traído el desarrollo de las tecnologías, está marcando esta década.
A través de las plataformas digitales, que actualmente se concretan en aplicaciones para móviles, permite que los usuarios interactúen ofreciendo un rol en cada momento. En este sentido, el consumo colaborativo está generando un cambio cultural y económico en los hábitos de consumo, debido a que está predominando un modelo de consumo social que antes no existía con tanta intensidad.
Hoy vamos a tratar del transporte colaborativo, es decir, de la desregularización del mercado del transporte de personas hacia un modelo en el que los particulares y las empresas realizan actividades de transporte propias del sector del transporte. Existen muchas más actividades colaborativas de este tipo, como el alojamiento colaborativo o las oficinas compartidas (coworking), pero debido a que actualmente hay una tensión social en el sector colaborativo vamos a estudiarla con un poco de detalle.
El transporte colaborativo y su función en el mercado
Una de las modalidades de transporte colaborativo es el del alquiler de un coche con chófer. Este tipo de vehículos compiten con el sector del taxi, un sector regularizado y cuyas licencias han sido objeto de especulación. Las licencias VTC son las licencias que necesitan los coches con chófer, y tradicionalmente se han otorgado a los vehículos que transportaban personas de manera privada, como puede ser el caso de las limusinas.
Debido a la irrupción en el mercado de empresas como Travel Car, que alquila coches con chófer y ofrece oportunidades de inversión en licencias VTC, se ha producido un aumento de los vehículos con licencia hasta el punto que ha tenido que ser regularizado por el Estado. Además la introducción en nuestro país de aplicaciones como Uber, ha desatado un levantamiento de los taxistas en contra del transporte colaborativo.
La realidad es que la sociedad cambia con el tiempo, y el sector del taxi está muy regulado, lo que no permite innovar debido a que para poder tener una licencia se tienen que pagar unas cantidades de dinero muy elevadas, lo que conlleva mucho tiempo para amortizarlas. El transporte colaborativo supone un soplo de aire fresco, ya que al no estar regulado el mercado hay una mayor libertad de precios y servicios, lo que ayuda en gran medida a que gane cliente que antes utilizaban el taxi.
Para finalizar diremos que a pesar de la guerra que ha creado el sector del taxi, se siguen otorgando licencias VTC según una reciente noticia. Y este hecho no hace mostrar que el transporte colaborativo ha llegado a nuestra sociedad para quedarse, y adaptarse a él será necesario para una convivencia pacífica.