El año pasado el absentismo laboral tuvo un coste de más de 61.00 millones de euros, un dinero al que han de hacer frente tanto empresas como Estado, dependiendo del caso, pero que casi siempre supone un problema para el empresario. Pero el problema no es el gasto en sí, el problema es que un gran porcentaje de ese dinero se podría haber ahorrado ya que muchos empleados faltan al trabajo por causas leves que tendrían por qué ser motivo de absentismo.
Cuando un trabajador tiene gripe y se siente mal, acudir al trabajo es una locura y cualquier médico en su sano juicio le daría una baja. Hasta ahí estamos todos de acuerdo. El problema es cuando la ausencia del trabajador es inferior a tres días porque, en ese caso, no necesita una baja médica sino que por ley puede, simplemente, no ir a trabajar. Muchas veces, ese absentismo es justificado, no pretendemos tirar nada sobre los trabajadores que no lo merecen, pero otras muchas no lo está tanto pero es difícil de demostrar.
De hecho no podemos demonizar a nadie ya que hay personas, sobre todo durante la crisis, que con tal de preservar su puesto de trabajo decidió no coger bajas que sí deberían haber cogido. Sin embargo, otras muchas piden la baja como si pidieran un paquete de churros.
Controles de accesos
Ante el incremento de la tasa de absentismo, las empresas han tomado medidas para controlar estas faltas y un 91% exige la presentación de justificantes médicos o de otro tipo para otorgar veracidad a estas ausencias. Pero existe un problema subyacente en todo esto, y es que hay empresa, sobre todo multinacionales y fábricas, que cuentan con tantos trabajadores que han de optar por un sistema de fichaje en entrada sus salidas para asegurarse de que sus empleados asisten a su puesto de trabajo y, como con todo, hecha la ley hecha la trampa porque algunos empleados que llegan tarde, e incluso que no acuden al trabajo, piden a compañeros suyos que fichen por ellos para que los directivos no se enteren. Ante algo así, lo único que podemos hacer es prevenir. Grupo Cayp pone a disposición de empresas, fábricas y multinacionales, diversos productos de control de acceso como el control de huella, en el que es imposible suplantar a un trabajador pues es su huella dactilar la que confirma su estancia en el trabajo. Aunque para los autores del informe que ofrece todos estos datos, los “sistemas de control y restricciones” que se aplican en muchas empresas españolas contribuyen a fomentar el absentismo.
De hecho, España junto a Suiza, Dinamarca, Finlandia, Estonia, Australia, Canadá y Estados Unidos encabezan la lista de países con mayor nivel histórico de bajas laborales. Los datos sugieren, según el estudio, que el absentismo es superior en aquellos países en los que la cobertura por enfermedad es más generosa y/o se obtiene con más facilidad.