¿Cómo transformar una casa vieja en un hogar moderno?

Casa vieja

Ante el evidente problema de vivienda que tenemos en la actualidad, transformar una vivienda antigua en un hogar moderno, con todo tipo de comodidades, es la opción elegida por muchas familias y particulares. Pero, ¿cómo se hace? ¿Qué pasos hay que seguir? Te lo contamos en este artículo.

Las casas y pisos heredados de la familia están resolviendo los problemas de vivienda de muchas personas. En todas las ciudades nos encontramos parejas jóvenes que terminan viviendo en la casa que compraron sus abuelos hace más de 50 años.

Esta solución les permite emanciparse e iniciar una vida por su cuenta, pudiendo vivir en la ciudad donde tienen su trabajo o sus estudios, y donde, como es sabido, cada vez es más complicado alquilar o comprar.

En el año 2024 hemos vivido un repunte de la compra-venta de viviendas. Según CaixaBank, la compra de inmuebles ha crecido este año un 8,4%. Está bastante lejos del número de operaciones que se registraban antes de la crisis del 2008. De todas estas compras, un 63% son viviendas de segunda mano.

Como es lógico, para habitarlas con las comodidades que tenemos hoy en día, estas viviendas deben ser reformadas y adaptadas a las necesidades actuales. Los expertos de Constructora B.M., una empresa murciana que desde el 2004 se dedica a la reforma integral de viviendas y a construcción de obra nueva, recomiendan maximizar las acciones y minimizar los costes.

Esto, que parece tan general, se concreta en los siguientes pasos:

Evaluar el estado de la vivienda.

Lo primero que debemos hacer cuando tomamos posesión de una casa o piso antiguo es evaluar el estado de la vivienda. Da igual que la casa haya estado habitada hasta hace unos meses. Las técnicas y los materiales de construcción usados décadas atrás eran menos eficientes que los que tenemos en la actualidad.

Cuando pasamos a revisar el estado de la vivienda, debemos hacerlo a fondo. No solo quedarnos en los aspectos que se aprecian a simple vista. Esto significa, analizar la estructura del edificio.

Revisar las instalaciones de fontanería, de electricidad y de gas es otra de las tareas que debemos efectuar. Es habitual que estas instalaciones hayan quedado obsoletas o que requieran ciertas reparaciones para que la casa no nos dé problemas. Mirar que no haya grietas y humedades es otra labor que debemos realizar.

Por último, debemos asegurarnos de que cumplimos las ordenanzas municipales y que disponemos de los permisos necesarios para acometer las obras de reforma que tengamos que realizar.

No debemos asustarnos por lo que encontremos en nuestra investigación. Este paso es fundamental para hacernos una idea de las condiciones en las que está la casa y evitar gastos y problemas que pudieran aparecer en un futuro.

Diseñar y planificar.

Antes de acometer ninguna reforma, debemos planificar cómo queremos que sea la casa en la que vamos a vivir. Cuáles son nuestras necesidades y, por tanto, qué acciones debemos realizar para adaptar la vivienda.

Para efectuar este paso es aconsejable contar con asesoramiento profesional. En ocasiones, nuestros deseos no son factibles o no se pueden realizar como nos gustaría que se hicieran.

Lo ideal es contar con el plano de la vivienda y modificarlo con un diseño lo más preciso posible. La planificación debería estar en papel o en un documento de ordenador, no en nuestra cabeza.

Tener una buena planificación nos va a ahorrar gastos y evitar disgustos. Gran parte de las reformas serán hechas por profesionales. Cuanto más claro esté todo, obtendremos un resultado final más acorde a nuestras expectativas.

Un aspecto importante es contar con un presupuesto previo. Debemos saber cuánto dinero estamos dispuestos a gastar en la reforma.

La planificación y el presupuesto van a guiar nuestros pasos. Si hacemos la reforma a salto de mata, improvisando, es posible que nos gastemos más dinero del esperado y que el resultado final diste de la idea originaria.

Limpieza y demolición.

Cuando entramos en una vivienda antigua, una de las primeras cosas que debemos hacer es limpieza. Debemos valorar qué cosas nos son útiles y de qué cosas nos tenemos que desprender.

Aparte del mobiliario, si lo hubiera, uno de los aspectos que debemos analizar es la distribución de la casa. Las viviendas antiguas están diseñadas siguiendo los patrones y costumbres de la época en la que fueron construidas. Una distribución que puede ser que nos resulte incómoda. Por ejemplo, falta de iluminación natural, habitaciones demasiado pequeñas, pasillos innecesarios que ocupan espacio útil, etc.

Probablemente, esto nos lleve a derribar tabiques, a eliminar suelos y revestimientos anticuados y a darle una nueva mano de pintura a la casa para crear un espacio más higiénico.

La limpieza profunda, por otro lado, es necesaria para apreciar que la estructura base del edificio está en buen estado.

Reparaciones.

Una vez tengamos la casa limpia y nos hayamos desprendido de elementos innecesarios, es posible que tengamos que hacer reparaciones en la vivienda. Las más habituales suelen ser:

  • Las instalaciones de suministro: Las instalaciones eléctricas y de fontanería suelen requerir una puesta a punto, cuando no una sustitución completa, porque son bastante antiguas y han dejado de ser eficientes.
  • Refuerzo de la estructura: Es habitual que haya que reforzar cimientos, bigas o reparar techos de manera que se garantice la seguridad de la vivienda.
  • Redistribución del espacio: Es probable que tengamos que hacer una nueva distribución de las habitaciones para maximizar la funcionalidad.

Mejora de los aislamientos.

Uno de los problemas habituales que tienen las viviendas antiguas de nuestro país es que no están lo suficientemente aisladas en el aspecto térmico y acústico. Esto hace que sean sensibles a los ruidos que llegan del exterior y a que gastemos mucha energía para aclimatarlas.

Respecto a la mejora de aislamientos, las dos acciones que más solemos hacer, es cambiar los cerramientos de la vivienda y reforzar el aislamiento interno de paredes y techos.

En la sustitución de cerramientos, lo más aconsejable es cambiar las ventanas antiguas de la casa por unas nuevas de P.V.C. que ofrecen un aislamiento térmico superior a otro tipo de ventanas como las de aluminio o las de madera.

Para reforzar el aislamiento interno de paredes y techos, en la actualidad hay sistemas de aislamiento por insuflado en los que apenas hay que hacer obras.

Para todas estas reformas, la página web del Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana informa que hay un programa de subvenciones para los propietarios que cubren desde un 40 hasta un 80% del coste de estas obras.

Estas ayudas están incluidas dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, financiado por los Fondos Next Generation de la Unión Europea. Para acceder a ellas hay que acreditar que la reforma supone un ahorro superior al 30% del gasto energético de la casa.

Este plan de ayudas se puso en marcha en el 2021 y desde entonces, año tras año, el gobierno lo va prorrogando para que el máximo de familias y propietarios puedan beneficiarse de él.

Acabados internos.

Una vez, el grueso de la casa lo tenemos acondicionado, es el momento de realizar los acabados internos. Esto implica colocar los suelos que queremos, los azulejos del baño y de la cocina, etc.

La cocina y el baño son dos dependencias de la casa que deben instalarse con obra. Es decir, debemos colocar los muebles y los sanitarios sujetos a la pared y conectados a las instalaciones, de fontanería y electricidad, adecuadas. No es como el salón o el dormitorio, que podemos amueblarlo a posteriori.

Dentro de estos acabados incluiremos la iluminación artificial de la casa. El lugar donde colocaremos las lámparas y el tipo de iluminación que usaremos: tubos fluorescentes, iluminación led, etc.

Obtener los certificados de la vivienda.

Este es un punto importante. El blog Tiko informa que toda vivienda en España ha de contar con tres certificados con carácter obligatorio. Son los siguientes:

  1. Boletín eléctrico. Este es un certificado expedido por un electricista con carnet de instalador y que acredita que la instalación eléctrica de la vivienda está en condiciones de recibir suministro y conectarse a la red general. En Cataluña, por ejemplo, es obligatorio cuando se cambia de titular o cuando se desea contratar más potencia de la que antes se disponía.
  2. Boletín del gas. Este boletín lo exige la empresa comercializadora del gas cuando una vivienda ha estado más de dos años de baja, sin recibir suministro, cuando se hayan realizado obras importantes dentro de la casa o cuando se cambia de tarifa o de empresa comercializadora. La expedición del certificado implica una revisión de la instalación.
  3. Certificado de Eficiencia Energética. Desde el 2013, este certificado es obligatorio para toda vivienda que sea objeto de una transacción de alquiler o de venta. Consiste en una categorización del inmueble respecto a su eficiencia energética, partiendo de baremos establecidos por la Unión Europea. Este certificado lo expiden empresas acreditadas.

Una vez realizados estos pasos, ya solo nos queda, amueblar y decorar la casa a nuestro gusto.

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