La sonrisa blanca, mi arma más potente como comercial

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Hay historias que merece la pena contar por las curiosidades que encierran y en este artículo voy a traeros una que seguramente no se parezca a cualquiera de las que hayáis escuchado o leído a lo largo de vuestra vida. Se trata de una vivencia que tuve el placer de experimentar de la mano de mi empresa y que, desde luego, no voy a olvidar en ningún momento de lo que me resta de vida. Y es que, cuando uno se siente a gusto donde trabaja, tiene la posibilidad de sentirse feliz con aquello que hace y a lo que le dedica al menos ocho horas cada día.

Trabajo como comercial en una empresa que se dedica a la venta de todo tipo de alimentos al por mayor. Somos un equipo comercial de cuatro personas que nos dedicamos a visitar bares y restaurantes para conseguir que sus dueños nos conozcan, sepan la calidad y el buen precio con el que trabajamos y se conviertan en nuestros clientes. Siempre he dicho que no hay trabajo más duro que el de ser comercial porque estás continuamente a examen. Si haces bien tu trabajo, es posible que la persona que tienes delante confíe en ti y se convierta en un cliente. Pero, si te equivocas, puedes dar por seguro que ese lazo de confianza no va a existir en ningún momento.

Que hagas bien tu trabajo depende de muchas cosas. Obviamente, nosotros siempre hemos tenido la obligación de conocer muy bien la gama de productos que ofrecemos. Y después debemos saber qué posición ocupamos en el mercado. Tenemos que saber si vendemos más caro o más barato que la competencia, o si ofrecemos productos de más o menos calidad. Después, nuestro trabajo también depende mucho de la psicología con la que desarrollemos una conversación. Tenemos que adoptar una postura en la que el cliente se sienta cómodo y en la que no tenga la sensación de que solo queremos vender. Necesitamos que sienta que le queremos ayudar.

Pero nuestro trabajo también debe tener en cuenta otro factor: el de la imagen personal. De él voy a hablar largo y tendido en este artículo porque está claro que es vital para garantizar el éxito de un equipo de ventas. El hecho de que cuidemos de nuestra apariencia física es muy importante en lo que respecta a la venta directa, la que se realiza cara a cara, por un comercial. Hay que vestir bien, como es lógico, pero se debe descuidar la importancia que tiene un aspecto como nuestro rostro, que es lo primero que el cliente ve cuando nos conoce. Voy a incidir especialmente en todo lo que tiene que ver con la sonrisa, a la que considero la principal herramienta para vender.

En una información publicada en la web de Prensa Libre se destaca la relación que existe entre la sonrisa y la imagen personal, una relación que es muy estrecha y que todo comercial debe cuidar al máximo si quiere tener éxito en la labor que realiza cada día de su trayectoria profesional. Un artículo como este tuvo que leer el jefe de nuestro equipo de ventas hace algunos años, cuando empezó a interesarse por todo lo que tenía que ver con nuestra salud dental y se empezó a dar cuenta de lo relevante que esto podía ser para mejorar los índices de éxito que teníamos en la ejecución de nuestro trabajo.

El caso es que mi jefe decidió que teníamos que presentar una sonrisa total y absolutamente blanca para seguir ejerciendo nuestra labor comercial y conseguir causar una mejor sensación entre los clientes. ¿Qué es lo que decidió? Pagar a cada una de las cuatro personas que conformamos el equipo comercial un tratamiento de blanqueamiento dental. Escogió la clínica dental Mesiodens y nos pusimos manos a la obra. Unas pocas semanas más tarde, las cuatro personas del equipo comercial ya estábamos haciendo nuestro trabajo con un arma más, una sonrisa muy blanca y que permitía reforzar nuestra imagen personal y la de nuestra empresa.

Este tipo de cosas funcionan, lo tenía claro previamente y me ha quedado todavía más claro después de una experiencia como esta. Creo que el éxito que tengo cuando visito un bar o restaurante ha crecido y que todo lo que vengo comentando ha tenido su incidencia en ello. Y ocurre exactamente lo mismo en el caso de mis compañeros. En general, hemos salido ganando de una experiencia como esta y la verdad es que esto demuestra que nuestro jefe realizó una inversión muy adecuada con nosotros y que tuvo el éxito que estaba buscando. Es verdad que no suele ser demasiado habitual algo así, pero no cabe duda de que funcionó y mucho.

Existe una tendencia a valorar la imagen física de las personas y la verdad es que he entendido plenamente el porqué. Es lógico que esta tendencia exista porque, si lo miro desde el punto de vista contrario al que me suelo encontrar habitualmente, a mí me gustaría que la persona que viniera a venderme algo tuviera cierta presencia y no presentara algunos signos que impiden que piense lo mejor de ella. Y hay muchísimas personas que piensan exactamente lo mismo que yo. Hay que tener en consideración que una persona que realiza labores comerciales es quien representa a la empresa para la que trabaja y también al producto que está intentando vender.

No solamente he tenido éxito en el ejercicio de mi labor profesional, sino en otro tipo de campos. Ahora me doy cuenta, cuando estoy con mis amigos y familiares, que todos y todas tienen una mejor visión sobre mí. Y es que una sonrisa blanca y bonita puede hacernos conseguir más cosas de las que creemos. No podemos perder de vista este tipo de cosas porque son las que pueden determinar el éxito o el fracaso que tengamos a lo largo de la vida. De hecho, si yo tuviera que contratar a alguien para un negocio en el que me estoy jugando mi futuro, probablemente ficharía a alguien que destacara por tener una sonrisa bonita y blanca.

Me fijo más en la gente… y creo que tiene que cuidar más de su sonrisa 

Desde que me hicieron el tratamiento de blanqueamiento dental estoy mucho más pendiente de cómo es la sonrisa de las personas que me rodean o de las que me cruzo por la calle. Y la conclusión a la que he llegado es que hace falta mucho, en líneas generales, para que todos y todas tengamos la sonrisa blanca a la que estoy haciendo referencia. Supongo que no todo el mundo cuida de sus dientes cepillándolos tres veces al día… o acudiendo al dentista una vez al año sin esperar a tener un problema que ponga en jaque a su salud dental. La verdad es que es una pena que esta sea la realidad en la que nos movemos.

He revisado algunas de las noticias que se publican sobre este tema y hay una del diario ABC que me preocupa especialmente porque dice que más de la mitad de los europeos no tiene su dentadura natural completa. Aunque la noticia destaca especialmente a los británicos y los irlandeses como los europeos que menos cuidan de sus dientes, está claro que España no está exenta de este problema ni mucho menos. Debemos hacer autocrítica y la verdad es que este es el único camino para empezar a cambiar las cosas y poder, después de todo, empezar a presumir de nuestra sonrisa, algo que nunca deberíamos esconder ante nadie.

Al seguir pensando en lo importante que es el cuidado de la sonrisa en líneas generales para la vida, cada día he empezado a pensar un poco más en los niños y niñas. Es importante que se haga especial hincapié en ellos y ellas para lograr que comprendan que es su imagen y su salud bucal la que está en juego cuando se les dice que se cepillen los dientes todos los días. A mi generación ya le llegaban mensajes de este tipo, pero lo cierto es que no les hicimos el caso que el mensaje merecía. Tenemos que lograr, por tanto, que el mensaje sea atractivo para conseguir que las nuevas generaciones sientan que es necesario mantener a sus dientes y a su boca sanos y salvos de cualquier enfermedad o problema bucodental.

Estoy seguro de que la sociedad va a experimentar un avance considerable en este sentido de cara a los próximos años. Hay más datos, más imágenes y más pruebas que nunca para defender la necesidad de conquistar una mejor salud dental. Y es que esta es una de las grandes claves para potenciar el bienestar de las personas. Una vida en la que tengamos dolores en los dientes cada dos por tres no es vida. No es bienestar. El primer paso que debemos dar para ser felices y no estar incómodos con nuestro propio cuerpo es cuidar de que los dientes estén en un perfecto estado de salud.

 

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