Estos artilugios electrónicos, tecnológicamente tan avanzados que navegan entre la aeronáutica y la robótica, acaparan la atención cada vez que salen a escena. No es raro escuchar a este pseudomosquito y pararse a buscar con la mirada donde se encuentra. Siendo como es, un artefacto de reciente creación y cada vez con mayores utilidades, es natural que a todos nos llame la atención cuando sobrevuelan nuestras cabezas.
Cuando escuchamos el motor de un Dron, lo primero que hacemos, es levantar la cabeza para ubicarlo, no sea que nos este siguiendo. Lo siguiente, comprobar quien lo controla. Si se trata de un usuario de a pie, es un mero aficionado al radiocontrol que no tiene porque trascender más. Por el contrario, si el piloto no es fácilmente observable, puede ser que el Dron, se encuentre en medio de alguna misión.
No en vano, estos artefactos, adquieren cada vez mayor protagonismo en entornos militares o de ayuda al ciudadano. Todo el mundo, conoce aunque sea por encima, las múltiples misiones encargadas a los drones: reparto de alimentos, medicación, grabación de imágenes aéreas donde el común mortal no llega sin correr riesgos, etc.
En la actualidad, todas las empresas de infraestructuras, las dedicadas a la seguridad e incluso las administraciones públicas, están incorporando en sus operaciones estos aparatos. Todos los sectores, encuentran alguna utilidad para incluir drones en su plantilla. Realmente, se trata de unos aparatos tremendamente útiles en según qué circunstancias y para según que tipo de operativas.
Como aseguran nuestros amigos de Modeltrocnic, el dron, es la evolución lógica del radiocontrol. El alumno aventajado de esos coches o aviones que tanto nos gustaban (y gustan) y llamaban nuestra atención hace unas décadas.
Sin embargo, aunque los drones cuentan con una excelente acogida y con numerosos fans, muestran algunas fallas de seguridad importantes. Este hecho, los hace estar constantemente en el punto de mira y a la espera de seguir su proceso evolutivo dentro del campo de la ciberseguridad.
Ordenadores voladores
Así los denominan los expertos. Ordenadores voladores que se convierten en un vector de ataque para los ciberdelincuentes. Por razones que desconocemos, a pesar de constituir un vector clave para violar la seguridad, los drones, no cuentan en su programación con buenas arquitecturas de seguridad que los protejan de los ciberataques.
Parece ser, que para los fabricantes de drones e incluso para los usuarios de los mismos, la seguridad no ha sido en ningún caso prioritaria. Es posible que esto se deba simplemente a que no se contempla al Dron, como un ordenador o un teléfono móvil, si no como a un objeto lúdico o al que encargar ciertas tareas. No existe una clara conciencia de lo que supone en realidad, la utilización de estos artefactos en ciertos aspectos de la vida.
Es un error muy grave obviar su falta de seguridad, pues los que se encargan de la ingeniería inversa de los drones y los propios ciberdelincuentes, conocen al dedillo, todas las fallas que pueden presentar y los utilizan en beneficio propio.
Según expertos, dentro de un exosistema de drones, en el que se encuentren conectados entre sí, la niebla existente dentro de las comunicaciones internas que incluyen a los drones, genera vectores de ataque que pueden, potencialmente, exponer los sistemas críticos de un dron individual o de toda la flora conectada, implicando directamente a la nube y a la propia empresa.
Es fácil acceder a infinidad de datos que porta un Dron y utilizarlos en beneficio propio. Por ejemplo, secretos empresariales o informaciones relevantes e importantes de una empresa e incluso, del mismo gobierno.
Ante posibles ciberataques a un entorno corporativo a través de un dron, las organizaciones implementan una brecha entre drones y dispositivos de soporte y la red corporativa para garantizar que el equipo no se conecte a esta última. Pero esto, no es suficiente y los expertos en seguridad, temen que a medida que los drones aumenten en eficacia y capacidades, aumenten de igual manera sus puntos vulnerables.
Las posibles amenazas relativas a los drones, están clasificadas en dos categorías: ataques al propio dron y ataques mediante un dron. En cualquier caso, la extracción de información de los drones es un gran punto de vulnerabilidad. Durante una comunicación entre el piloto y el artefacto, esa vulnerabilidad, aumenta y los drones pueden ser utilizados por un tercero que observe a través del dron, interrumpa el control o lo tome en lugar del piloto real.
Para el mercado las soluciones referentes a la ciberseguridad de los drones, es aún irrelevante y la demanda para priorizar la seguridad es baja. Son todavía pocas las organizaciones que invierten en ciberseguridad para los drones, aunque algunos fabricantes, realicen inversiones más significativas al respecto.
Deben centrarse los esfuerzos en reforzar la seguridad en lo referente al software de la plataforma del dron y las comunicaciones que se establezcan entre este y el piloto o viceversa. Con esto se elude la potencial toma de control o la pérdida del mando ante terceros.
Tanto en el sector comercial como en el de defensa, hay que centrar los esfuerzos en garantizar el almacenamiento y la transferencia de datos, la retención y la eliminación de los mismos y la propia seguridad de las operaciones que se lleven a cabo con drones.
Cada vez son más los expertos que reclaman una normativa para afrontar este nuevo reto de seguridad que emerge de los drones. Se considera que los productos para drones deberían regirse por estrictos controles de ciberseguridad que protejan tanto la plataforma como los servicios y los mecanismos de comunicación y control.
A consecuencia de estos datos, se observa un creciente interés tanto por parte de las empresas como de la industria, en el aspecto de la ciberseguridad relativa a los drones. Algo que tranquilizará tanto a los usuarios como a las potenciales víctimas de ser sorprendidas por uno de estos artilugios con malas intenciones. Resulta muy fácil grabar imágenes de otros y violar su intimidad gracias a la aparición de estos medios.
Requisitos para volar con un Dron
Lo que seguramente la mayoría desconoce es que, para pilotar un dron, no basta con ir a la tienda y comprárselo. Desde el treinta y uno de diciembre de dos mil veinte, la normativa europea de UAS (drones) contempla una serie de obligaciones a cumplir por cualquier aspirante a pilotar un Dron. Independientemente de que se le de un uso recreativo o profesional estos son los requisitos:
- Registrarse como operador. Todo usuario con pretensión de volar un dron debe registrarse como operador en la sede de AESA, donde obtendrá un número de operador según la normativa europea. Este número debe incluirse en el Dron de forma visible.
- Formarse como piloto: para poder volar un dron hay que contar con un mínimo de formación acreditada en función de la categoría en la que se vaya a operar. La formación y el examen para operar un dron en categoría abierta es accesible a través de AESA. La formación es telemática y gratuita y tras superar el examen, se expide un certificado.
- Disponer de un seguro obligatorio de responsabilidad civil: hay que tener contratada una póliza que cubra la responsabilidad civil frente a terceros por los daños que se puedan causar o puedan surgir de la ejecución de cada vuelo, sea con fines recreativos o profesionales.
- Reglas de vuelo: volar un dron, esta sujeto a una serie de reglas generales de operación condicionadas por el peso del dron, la presencia de personas, la cercanía a edificios etc. Hay que consultar las diferentes categorías en operaciones UAS/drones. En esta página también se dispone de un cuestionario que ayuda a conocer la categoría operacional que enmarca los vuelos pretendidos.
- Lugar de vuelo: aparte de las reglas generales, existen una serie de limitaciones de vuelo de drones en ciertos lugares: cercanía de aeródromos, zonas militares, protección de infraestructuras críticas, protección medioambiental, etc.
El propio Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, cuenta en su pagina web con un apartado destinado exclusivamente a los drones. Desde la misma web puedes acceder a la formación como piloto y encontrar información de interés para conocer las limitaciones que tienes que tener en cuenta a la hora de pilotar un dron.
En conclusión, destacar que estos aparatos de aspecto extraterrestre y aparentemente inofensivos, pueden acarrear numerosos problemas a sus usuarios debido a la baja seguridad de la que disponen.
Su uso, cada vez más habitual, tanto a nivel ocio como al servicio de las empresas, es sin duda un gran avance tecnológico. Todos recordamos su aplicación en tiempos de confinamiento: aportación a la vigilancia y seguridad ciudadana y contribución a la entrega de medicamentos a personas vulnerables por citar un par de ejemplos.
A otros niveles o dentro de otros campos, son conocidas sus virtudes como operadores de cámara que alcanzan lugares a donde un operador humano, no podría llegar de la misma manera. Aportando una excelente calidad de imagen de lugares insospechados o alturas imposibles y unos planos dirigidos por un profesional.
Sin duda, una de las grandes aportaciones tecnológicas de los últimos años que no va a dejar de sorprendernos en un futuro inmediato.