Los trabajos en altura deben estar inexorablemente conectados con valores como los que representan la ética y la responsabilidad. Para un trabajo que requiere de tanta precisión y tanto cuidado no pueden olvidarse cuestiones como estas, que son fundamentales para garantizar la integridad de todos los empleados que en España (y, por supuesto, en el resto del mundo) se dedican a empleos tan habituales y tan necesarios como los de albañilería.
Para toda esa gente es imprescindible que los materiales con los que trabajan estén perfectamente homologados, revisados y que tengan la suficiente calidad como para no tener que desconfiar de ellos. Que esos materiales presenten esas características no es sólo una cuestión de ética y de responsabilidad, sino también de legalidad: en España no está permitido el trabajo en altura con materiales que no estén homologados.
Por desgracia, han sido muchos los casos en los que esto no ha sido así y que han provocado de un modo indirecto que en nuestro país se hayan sufrido muertes y caídas fatales por parte de trabajadores de la construcción. Porque la muerte no es la única consecuencia de una caída desde el andamio. El ocasiones, puede darse una situación que se considera en ocasiones mucho peor: el hecho de quedarse parapléjico o tetrapléjico.
En España hemos padecido durante muchos años este problema. Los años 60 y 70 del siglo pasado, en los que se desarrolló a toda máquina el boom inmobiliario, fueron fatales en este sentido. Los empleados tenían muchos menos derechos sociales que en la actualidad y una de las consecuencias que ello implicaba tenía que ver con el hecho de que las empresas no hacían lo suficiente para proveer a sus trabajadores de cualquier sistema de protección.
Afortunadamente, la llegada de la democracia trajo consigo la obligación para que muchas empresas comenzaran a adquirir sistemas de protección en altura para sus empleados. El trabajo se convertía así en algo cada vez más seguro para todos. Algo necesario y que permitía respirar a todos aquellos que se dedicaban a los trabajos en altura y a sus familias.
Fue gracias a esa mejora de derechos y protección en altura la que posibilitó que un determinado número de profesionales comenzara a demostrar cierta vocación por este tipo de trabajos. Era el germen de lo que ha terminado conociéndose como Traltur, una entidad cuyos profesionales están dedicados a todo tipo de trabajos en altura que les son demandados desde cualquier tipo de entidades.
La formación, un pilar fundamental
Una entidad como Traltur es capaz de proveer los mejores servicios a un buen número de empresas. Dichos servicios son, por un lado, el de la instalación de sistemas anticaída, la realización de todo tipo de trabajos en altura y también una importante labor de mantenimiento industrial. Sin embargo, y por otro lado, también trabaja un factor tan importante como lo es el de la formación.
Traltur se ha venido caracterizando por ser una entidad responsable y comprometida con que los valores que han ido adquiriendo sus profesionales con el paso de las décadas no caigan en el olvido. Es por eso por lo que las labores de formación de la entidad son cuantiosas y de una calidad fuera de toda duda. Sus profesionales son capaces de ofrecer cursos de trabajos verticales, de autorrescate, de uso de sistemas anticaída y también, y como no podía ser de otra manera, un curso dedicado a la prevención de los riesgos laborales y en altura. En definitiva, se oferta una formación de primera calidad para evitar las desgracia que en ocasiones han formado parte de la historia reciente de sectores como el de la construcción, por ejemplo.
Es importante sentar cátedra y seguir los consejos de quienes demuestran tener una sobrada experiencia en dicha actividad. Que un conocimiento tan necesario vaya pasando de generación en generación es algo tan imprescindible para la sociedad española que no puede ser ignorado. Traltur también trabaja para que eso sea posible.