Más de 10 años yendo al gimnasio me sirvieron para querer montar un gimnasio. No sé si era buena época, pero estaba decidido a ello. Era la ilusión de mi vida y después de ahorrar, y sobre todo, porque no veía otra salida, decidí montarlo. La verdad es que el comienzo no fue cómo pensaba. Pensaba que iba a ser duro, pero no fue así, fue muy duro. Tengo que reconocer que pensé en tirar la toalla, pero está claro que si el dueño de un gimnasio no da ejemplo en cuestión de tenacidad, pues mal vamos.
Estaba claro que para montar cualquier negocio hay que asesorarse, pero en este caso, aún más. Un gimnasio tiene mucha intrahistoria. Y yo no lo sabía. Uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta es el lugar de ubicación del local. Pero luego hay que buscar un local, hacer un estudio de mercado, publicidad y por supuesto buscar un grupo humano extraordinario.
Y sobre todo, al montar un gimnasio tienes que saber, al contrario que ocurre en otras empresas, que al principio el capital a desembolsar será muy grande. La mayoría del dinero se destinará a la compra o alquiler de aparatos deportivos. Nunca pensé que podía soltar tantos euros en tan poco tiempo.
Así pues, casi agobiado, conocí a través de Internet a la empresa Gestigym, que se dedica a la gestión de instalaciones deportivas. No tenía ni idea de que existiera pero la verdad es que me salvó la vida. Después de una reunión con ellos me hablaron de un software para llevar el control y la gestión de gimnasios e instalaciones deportivas. Por ejemplo, escuelas de danzas, piscinas, club de boxeos o centros de pilates.
Gestión completa
De esta manera, este programa te permite llevar una óptima gestión de clientes, de pagos, la emisión de recibos, pero también la gestión de reservas, el control de almacén, o de empleados, incluso las rutinas de entrenamiento. Estaba claro que con mis ganas no se podía llevar la gestión, necesitaba la ayuda de algo o de alguien. Así, lleve a cabo una formación personalizada para todos los clientes, de forma presencial o telefónica gracias a esta herramienta de control remoto. Incluso la empresa misma te puede echar una mano si ves que no sabes manejarlo en un momento.
No tardé mucho en comprobar los resultados. Las visitas iban aumentando, el boca a boca de una buena gestión se extendía y sobre todo, supe administrar mejor los recursos. Por ejemplo, pude gestionar mejor la factura del agua o de la luz, que ya se sabe que en este tipo de centros deportivos se gasta mucho desde el primer día. Poco a poco, ingresos y gastos se fueron igualando, y por suerte, al final es más lo que entra que lo que sale.
Ahora bien, el día que estuvo todo en marcha fue una gozada. Como esos alumnos que llegan por primera vez al gimnasio, con toda la ilusión del mundo y con ganas de comerse el mundo. Ahora las cosas me van muy bien, pero tengo que reconocer que de no haber sido por este sistema de gestión, las pesas se hubieran vencido contra mí.