Los cuidados de la piel

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La piel nos protege de las agresiones externas. Proteger la piel es, por lo tanto, indispensable. Aunque en muchas ocasiones no le prestamos la atención necesaria, resulta esencial tener una buena piel para mantener una buena salud. Unos buenos cuidados, permiten mantener una piel sana y resplandeciente, por lo que nunca está de más tener a mano unos buenos consejos sobre el cuidado de la misma, protección solar y algunas cosillas más.

Resulta fácil caer en la excusa de alegar falta de tiempo para realizar unos buenos cuidados de la piel. Si bien es cierto que un cuidado intensivo puede requerir más tiempo, es posible llevar a cabo un cuidado básico que ayude a prevenir su envejecimiento prematuro, así como otra serie de problemas cutáneos que pueden surgir. El cuidado de la piel no termina en el rostro como tendemos a pensar. Va un poco más allá de la limpieza de cutis y la hidratación facial.

Existen infinidad de productos diseñados para el cuidado y la estética corporal que permiten mantener una piel hidratada, firme y saludable con solo dedicar unos minutos al día. Como nos comentan desde Belleza y Estética, expertas en todo tipo de tratamientos y productos para el cuidado de la piel, utilizar el producto adecuado y seguir una serie de consejos y pautas, dan como resultado una piel radiante y libre de problemas de carácter cutáneo. Por otro lado, conviene adaptar las rutinas de cuidado a seguir, a la edad.

Con esto se pueden evitar o al menos reducir, los efectos del tiempo en la piel, al mismo tiempo que se mantiene sana y con un buen aspecto. La piel, tanto del rostro que es la que vemos en primer lugar, como la de cualquier otra parte del cuerpo, presenta diferentes signos que definen y marcan el paso del tiempo. Es decir, varía en función de la edad. Identificar estos cambios y adaptar la rutina diaria a cada fase, es esencial para combatir esos signos.

Cuidados básicos

Empecemos por lo esencial, esos cuidados básicos y elementales que deberíamos tener interiorizados e implementados en nuestro día a día. Se trata de cinco sencillos consejos de fácil aplicación que todo el mundo puede y deber tener en cuenta.

Lo más básico es protegerse del sol. Se trata de una de las maneras más importantes de cuidar y proteger la piel. Una vida exponiendo la piel al sol, puede causar arrugas, manchas de la edad y otra serie de problemas cutáneos, a la vez que incrementa el riesgo de padecer cáncer de piel. Por lo que utilizar protectores solares, quedarse en la sombra siempre que sea posible y evitar exponerse al sol entre las diez y las cuatro de la tarde (momento de mayor intensidad de los rayos UV), y utilizar ropa de protección, como camisas de manga larga y tela de trama cerrada, pantalón largo o sombrero de ala ancha o ropa de colores oscuros.

Aunque parezca no tener nada que ver, el hábito de fumar no es nada bueno para la piel. Por lo que se aconseja no fumar. El hábito, denostado por infinidad de razones, envejece la piel y contribuye a la formación de arrugas. Fumar estrecha los ya de por si diminutos, vasos sanguíneos que componen las capas más externas de la piel, lo que disminuye el flujo sanguíneo y resulta en una piel más apagada. Agota el oxígeno y los nutrientes que componen la piel, daña las fibras de colágeno y elastina que proporcionan fuerza y elasticidad y aumenta el riesgo de que se produzca un cáncer en las células escamosas de la piel, especialmente en los labios.

Tratar la piel con suavidad es otra de las acciones que se deben llevar a cabo. La limpieza o el afeitado diario, puede resultar agresivo para la piel, por lo que conviene llevar a cabo una serie de pautas para lograr que se trate de un cuidad suave. Por ejemplo limitar el tiempo que se destina a los baños y utilizar agua tibia en lugar de caliente. No utilizar jabones fuertes que eliminan la grasa de la piel y optar por los más suaves. En el caso el afeitado, hacerlo con cuidado y después del baño o la ducha, cuando la piel está húmeda. Aplicar crema o gel de afeitar y utilizar una cuchilla limpia y afilada. Secarse la piel dándose golpecitos, puesto que permite que permanezca algo de humedad en la piel y humectarla en el caso de tener la piel seca.

Otro aspecto muy importante a cuidar es la alimentación. Llevar una dieta saludable y una alimentación equilibrada, ayuda a que nos veamos mejor. Comer frutas, verduras, granos o cereales integrales, junto a proteínas magras, son útiles a la hora de prevenir un envejecimiento prematuro de la piel. Beber mucha agua mantiene la piel hidratada y limitar las bebidas con azúcar añadido, alimentos procesados y carbohidratos refinados, disminuyen el envejecimiento de la piel.

Por último, controlar el estrés. Un estrés exacerbado pude aumentar la sensibilidad de la piel y conllevar que se desencadene un brote de acné u otro tipo de afecciones cutáneas. Para aumentar las posibilidades de mantener una piel sana y controlar los niveles de estrés, conviene dormir los suficiente, incorporar movimientos como paseos ligeros en el día a día, reducir la lista de tareas pendientes, meditar…

Seguir todos estos consejos que, además son sencillos, pueden proporcionar unos resultados para la piel, mucho más espectaculares de lo que cabe esperar.

Cuidados en función de la edad

Adelantábamos párrafos atrás que la piel requiere unos cuidados más específicos en función de la edad. Teniendo en cuenta este aspecto, podemos determinar que cuidados son los más adecuados para proporcionar el mejor aspecto a nuestra capa más visible y protectora.

Podríamos decir que es a partir de los veinte cuando conviene empezar a poner especial atención a estos cuidados. Antes de que se produzcan los primeros signos del envejecimiento como las arrugas o la flacidez, la piel necesita cuidados preventivos. Por lo que los cuidados básicos deben iniciarse a una edad temprana: limpieza, hidratación y protección solar, son esenciales. Para hacerlo posible, hay que optar por productos que proporcionen los beneficios específicos que se adapten a cada tipo de piel: normal, seca, mixta o grasa. De tal manera que los rituales de cuidado sean más efectivos. Utilizar desmaquillante, jabón, loción tónica, exfoliante, hidratante y protector solar apropiados es fundamental.

Pasando los treinta, empiezan a ser más evidentes los primeros signos de fatiga, las primeras arrugas y líneas de expresión. Por lo que toca unos cuidados enfocados en la regeneración de la piel, para que se devuelva toda su energía. Este es el objetivo principal de las cremas antiedad o antienvejecimiento. Añadir a la rutina de cuidados una crema antisignos de envejecimiento por la mañana y otra por la noche, es la mejor manera de combatirlos. Estas cremas, incluyen sustancias activas que relajan las microtensiones de las fibras de colágeno y elastina, responsables de las arrugas y líneas de expresión que se pretenden evitar.

Con la llegada de los cuarenta y cinco, nos encontramos en una etapa de la vida donde la pérdida de firmeza y elasticidad se intensifican, por lo que la epidermis se torna más seca y apagada. En este momento se recomienda utilizar cremas de día y de noche que estimulen la producción natural del colágeno y los aminoácidos que protegen las fibras de elastina.

A partir de los sesenta años, las arrugas empiezan a hacerse más visible, disminuyendo el volumen y la flexibilidad de la piel. Por lo que el tratamiento más adecuado debe hacer posible que se devuelva el volumen y la vitalidad de la piel, por que convienen utilizar productos que intensifiquen la producción de ácido hialurónico y los oligosacáridos.

Llegados los setenta, la piel se ha vuelto más fina y frágil, por lo que los cuidados se dirigen a regenerar y fortalecer el sistema de defensa de la propia piel, por lo que restaurar la hidratación y proteger la epidermis, es lo primordial. Los biosacáridos hacen posible que se regule la funcionalidad de las células y se produzca un aumento en el grosor de la piel.

Además de estos cuidados específicos para cada momento vital, existen cuidados de día adecuados para todas las edades, como aquellos que ofrecen un factor de protección solar elevado. Este aspecto, es esencial para mantener una piel suave y radiante, a la par que sana. Las rutinas de cuidado deben empezar por una limpieza, continuar con la exfoliación y eliminación de las células muertas, tonificar e hidratar la piel para finalizar, protegerla de los rayos ultravioleta.

En resumidas cuentas, la piel es la primera barrera de protección del organismo. Si esta barrera se cuidad y protege como conviene, los resultados son visibles y sostenibles en el tiempo. Del mismo modo que debemos tener en cuenta que se trata de un reflejo de la salud en general. De ahí la importancia de una buena alimentación y evitar situaciones de estrés, no solo afectan al organismo, también afecta a la piel. Por lo tanto, tener en cuenta esta serie de consejos de fácil aplicación, nunca está de más y favorece notablemente a nuestra salud en general.

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