Lamentablemente, poco hay que se pueda hacer al respecto de la aparición de estrías en la piel. Este mal común que afecta a gran parte de la población femenina y, en menor medida a la masculina, tiene mal remedio. Podría decirse que la mejor manera de paliar este mal epidérmico, es la prevención. Sin embargo, las causas y factores que implican su aparición no son claramente previsibles. Las estrías aparecen un buen día y ahí se quedan.
Profesionales como los de Medyzon, expertos en rellenos dérmicos acido hialurónico, nos cuentan como el ácido hialurónico puede mitigar esa incomoda presencia en la piel. Aparte de tratamientos con este componente, existen otros tantos, unos encaminados a prevenir su aparición (al menos intentarlo) y otros, dirigidos a reducir su presencia. Antes de repasar alguno de esos tratamientos, veamos en que consiste la aparición y desarrollo de las estrías.
La aparición de estas atrofias cutáneas no presenta a nivel físico ningún inconveniente. No se trata de una patología que pueda generar males mayores, de hecho su única relevancia es la cuestión estética. No nos gusta mirarnos el cuerpo y comprobar como estas atrofias de diverso color (según el momento en que las observemos y hayan hecho su aparición), causan estragos en nuestra piel. Fundamentalmente porque el aspecto que deja en los lugares en los que aparece, no nos resulta nada atractivo.
De hecho, a nivel médico, los profesionales en dermatología no sienten demasiado interés ante la aparición de las estrías. Salvo en casos concretos y puntuales, no le conceden demasiada importancia. Otra cosa es consultar con un médico estético, en cuyo caso, si te proporcionará algunas posibles soluciones al respecto.
Donde y como aparecen las estrías no es ningún misterio. Brazos, muslos, glúteos, mamas, lumbares, etc. prácticamente cualquier parte del cuerpo puede presentar estrías. Sobre todo, en las zonas donde suele acumularse mayor parte de tejido adiposo o epitelial.
Su aparición esta muy ligada a los cambios bruscos de peso. En el momento en el que la piel sufre una rotura y la consiguiente pérdida parcial de fibras de colágeno y elastina, se genera una disminución de la cohesión cutánea que implica pérdida en la tensión de las masas musculares que soporta la piel. Estas roturas suelen ser el resultado de los cambios bruscos de peso, al alza o a la baja o como resultado de la practica de ejercicios que modifican la masa corporal y, por tanto, el diámetro de la piel.
La etiología de las estrías, esa rotura en las fibras del tejido conjuntivo de la piel, es debido a la acción aislada o conjunta, de una serie de factores etiopatogénicos de naturaleza endocrina, mecánica y neurofisiológica.
A nivel endocrino, cabe destacar la influencia de dos tipos de hormonas, las corticosuprarrenales, conocidas como cortisona e hidrocortisona y los estrógenos. Cada una de ellas con sus funciones especificas en el organismo y con algunas consecuencias, como la aparición de estrías, en los momentos en que sufren algún trastorno que conlleve un aumento o disminución de su producción.
En cuanto a esos factores mecánicos, se consideran agentes desencadenantes para la formación de estrías, todos aquellos factores externos o internos que generan una distensión prolongada de la piel.
El estrés es la causa neurofisiológica que contribuye a la aparición de estrías. Como no, este mal que afecta a una inmensa mayoría, también es un factor relevante que contribuye a esas roturas de la dermis. Fundamentalmente por su relación con el sistema hipotálamo – hipófisis – suprarrenal, regulador hormonal que a veces se descontrola.
En resumidas cuentas, las estrías aparecen a consecuencia de una falta de elasticidad en la piel. Una vez que el tejido dérmico se somete a un cambio brusco de su perímetro, la vuelta a su estado anterior o adaptación a dicho cambio, puede conllevar la generación de estas, incomodas a la vista, cicatrices. Dado que realmente no suponen ningún problema a nivel médico, los profesionales de la medicina no hacen demasiado hincapié en su resolución. La prevención puede ser eficaz, aunque debido a los factores desencadenantes ya citados, es fácil comprender que su aparición es prácticamente inevitable.
No obstante, existen algunos tratamientos, más bien dedicados al cuidado estético que pueden mitigar su aparición o difuminarlas una vez se hayan producido. Veamos cuales son los tratamientos más actuales al respecto.
Prevenir y tratar, aunque difícilmente se van a quitar
Esa es la realidad, difícilmente vamos a lograr que esas dichosas cicatrices, desaparezcan del mapa de nuestro cuerpo. La piel que se ve marcada por su aparición, rara vez, va a perder esa señal inequívoca del paso por la pubertad, el embarazo o el gimnasio (entre otras causas).
En primer lugar, hablemos de cómo prevenir su aparición en la medida de lo posible. Los expertos y expertas en el asunto, recomiendan encarecidamente hidratar la piel. Algo más que obvio, ya que se trata de una falta de elasticidad de la misma. Hidratar la piel a diario, con productos que contengan una elevada concentración de activos hidratantes y emolientes que no solo hidraten, sino que también posean cualidades cicatrizantes y estimulantes del colágeno de forma natural. Este ritual, debe ser realizado a diario para mantener una piel flexible y elástica, enemigos naturales de la formación de estrías.
Una vez que las estrías han hecho su aparición, existen algunos tratamientos estéticos que van a minimizar su impacto en la piel. Si bien es posible que no desaparezcan del todo, si lo es que mengüen de manera significativa.
El microneedling, es una de las técnicas más aplicadas. Se realiza con un roller de microagujas que, tras penetrar en la dermis, provoca un microtraumatismo en la misma. Al romper el tejido, se estimula la producción de colágeno y elastina que el organismo genera de forma natural. Una vez practicada esta técnica, hay que aplicar un tratamiento a base de ampollas con coenzima Q10 y reforzar con vitamina A y ácido hialurónico.
Según el color de la estría a la hora de llevar a cabo el tratamiento, se utilizarán unas agujas más o menos gruesas para romper el tejido. Para probar su eficacia se recomiendan unas diez sesiones, cada una de ellas realizadas cada quince días.
Otro de los tratamientos, consiste en inyectar ácido hialurónico, cuyas propiedades de sobra conocidas, contribuyen de forma notable a una mejoría de las estrías. Estimulan los fibroblastos y mejora la producción de colágeno. Se inyecta con microagujas y no genera molestias. Las sesiones necesarias oscilan de cuatro a seis, una cada quince días y repetir dos veces al año.
Reafirmar la piel mediante el uso de radiofrecuencia, da excelentes resultados cuando las estrías son recientes. La radiofrecuencia emite ondas que calientan la piel a un nivel profundo, dando como resultado la formación de fibras de colágeno.
La última de las técnicas desarrolladas para tratar las estrías es la Ablación Suave Termo Mecánica (TMA). Este método aplica una alta temperatura a la zona que se va a tratar mediante un cabezal que imprime en la zona una presión y temperatura que conlleva que la piel se retraiga, alise y suavice. Tras su aplicación, los canales de la piel quedan abiertos durante varias horas, siendo momento clave para tratar la piel con otro activo hidratante.
A parte de estos tratamientos para paliar el aspecto de las poco deseadas estrías en la piel, se puede recurrir a tatuar la zona y hacer de las cicatrices, un arte.
Con las estrías, poco se puede hacer, aunque cada vez, existen más opciones para conseguir que no sean tan evidentes. Puesto que, en este caso concreto, no vale más prevenir que curar, ni tampoco se puede curar fácilmente, la mejor opción, posiblemente, es aceptar que están ahí. Simplemente.