Llega el nuevo año escolar y aquellos que tienen a sus hijos en colegios concertados -sufragados con dinero público- verán como comienza el negocio de la venta de los uniformes escolares que le exigen a sus alumnos para asistir a clase.
Confecciones Alber, especialistas en la producción y distribución de moda para niños nos explican que estos colegios hacen un acuerdo de exclusividad con una tienda del barrio o con unos grandes almacenes o encargándose de su venta ellos mismos y exigen el alumno vestir uniformes, en algunos casos a precios muy elevados, para poder asistir a clases, llevándose, por supuesto, una buena porción del pastel. Luis Centeno, asesor jurídico de Escuelas Católicas (la federación que agrupa a la mayoría de los concertados), reconoce que algunos colegios incluso ganan entre un 10% y un 15% del precio de las vestimentas por ceder la exclusiva a una empresa, mientras que otras escuelas reciben a cambio es material deportivo, lo que tampoco está nada mal.
Así, tenemos un ejemplo de dos niños que van a un colegio de monjas concertado de Madrid. Los primeros años su uniforme no tenía nada de particular. El clásico: pantalón gris, polo blanco y jersey azul. Lo compraba en cualquier tienda. Hasta que la escuela les «sugirió» adquirir un modelo específico en unos grandes almacenes. Así, los padres se vieron obligados a gastar 25 euros en un polo de iguales características de uno que cuesta 15 en una gran superficie. Además que el colegio decidió añadir a estos polos un escudo del colegio, por lo que también se les acabó a los padres lo de poder usando los del anterior año o el plan de dejarlos de herencia entre hermanos.
Porque ese es otro gran tema de discusión, el escudo. Eduardo Caro, presidente provincial de Fecapa, organización que agrupa a asociaciones de padres de escuelas públicas y concertadas, recuerda que hay casos en los que el centro tiene el copyright del logo y que éste es nacional. Caro defiende que el diseño y la comercialización del uniforme permite controlar la calidad y justamente ese copyright. Además, en contra de lo que afirma Educación, sostiene que si el consejo escolar lo aprueba, los alumnos deben llevar una vestimenta específica.
Incluso, hay centros que justifican su negocio de venta de uniformes diciendo cosas como «¿Que lo vendan El Corte Inglés o Eroski está justificado y si lo vende otra empresa no?» Además, argumentaba que poder adquirirlo en el mismo colegio es una comodidad para los padres.
A la Asociación de Consumidores y Usuarios (OCU) por supuesto que han llegado quejas sobre el asunto. Por esto, han puesto en marcha una encuesta digital entre sus asociados, aún no finalizada. «El logo de un colegio es una marca registrada y tienen que dar su autorización para que se reproduzca en los uniformes pegado con la plancha o cosido. Que se venda en secretaría a un precio razonable o en una tienda», propone David Ortega Peciña, encargado de asuntos de competencia en la OCU. «Pero no hay nada que justifique que se tenga que comprar todo el uniforme y se suban los precios. Las exclusivas solo se pueden conceder cuando es un producto muy determinado que, si no, no se distribuye porque al fabricante no le compensa. Y no es el caso».
Así, Ortega pone como ejemplo a Reino Unido, donde se puede encontrar equipación escolar por 15 euros. «No se usan tejidos especiales, nada evidencia el precio. Es una preocupación creciente. Estamos valorando si denunciarlo ante los tribunales de defensa de la competencia de cada comunidad autónoma. Empezando por Madrid. Si hay exclusividad no puede ser transparente. Constará en algún sitio. La administración debe investigar. Que se requieran los contratos a los colegios o a los grandes almacenes».
El material escolar es también tema de litigio. «Raya la legalidad. No se puede pedir a los padres que se compren lápices de tal marca o en tal papelería. Todo indica que hay formas alternativas de financiarse, como las clases extraescolares o pedir un dinero voluntario», remarca Ortega. «La vuelta al colegio desestabiliza el presupuesto de muchas familias, más que el precio de la luz, y la gente está más pendiente del monopolio de las eléctricas que de cosas importantes como el gasto escolar».
Sin embargo, Centeno, de Escuelas Católicas, no encuentra ilegalidad en la práctica. «Patentar el logo y cederlo a un establecimiento no infringe la ley. Y tampoco el vender en el colegio si se está dado de alta en el impuesto de actividades económicas. Es como una camiseta de Adidas. Nadie entendería que se utilizase su escudo en otra ropa. Se acusaría de plagio». Conocida la queja de los padres, Centeno propone una «solución intermedia», pagando solo por el escudo. «De todos modos, los colegios cuentan con recursos alternativos para familias desfavorecidas, como los inmigrantes. Prendas que han sobrado o que tienen de sobra. Ningún niño se queda sin uniforme por falta de medios».
En contraparte, la vicepresidenta de la Asociación de Consumidores y Amas de Casa Al Andalus, María Huelin, no cree que en los casos de venta en exclusiva puede hablarse de vulneración de las normas de libre competencia pero insiste en que los precios están «sobredimensionados» y anima a los padres a impulsar desde las AMPAS el uso de uniformes genéricos, «sin escuditos», para abaratar su coste.
Hasta que, finalmente, la Federación de Usuarios-Consumidores Independiente (FUCI) quizó esclarecer un poco el tema y decidió realizar una radiografía del regreso a las aulas. De su informe, basado en los datos de más de 200 colegios, se desprende que el gasto medio en un centro público por niño es de 512 euros, 774 si se opta por uno concertado y 1.174 si es privado. Lo que supone una media de 820 euros por hijo. «Nosotros no hemos recogido en el trabajo la obligatoriedad de la compra en tiendas concretas, sino el importe, pero nos consta que existe», explica Agustina Laguna, su presidenta. «Atenta contra los derechos de los consumidores y se debería revisar. La compra en un centro repercute en el sostenimiento de los colegios».
La alternativa
Aunque poca, si existen las protestas por esta práctica tan extendida. Por ejemplo, el parlamento de Asturias tuvo que pedir a la Consejería de Educación que comprobase la situación repetida en un «número importante» de centros de su comunidad donde, con el monopolio en la venta, el coste del uniforme había crecido hasta 300 euros. Mientras que En Gáldar (Gran Canaria) los comerciantes han pedido a la Consejería de Educación que averigüe si dos colegios de la zona han autorizado a una única empresa para reproducir su logo.
A esto, el presidente de la Unión de Consumidores (UCE), Jesús Burgos, asegura que la exclusividad de la venta del uniforme en un punto concreto que contraviene la Ley Orgánica de Educación. «La imposición no es legal. Los colegios dirigen a los padres a que compren en un establecimiento en el que tienen algún interés comercial», asegura. El problema a que haya tan pocas protestas en cuanto al tema es que la mayoría de los padres no quieren quejarse del colegio en el que están escolarizando a sus hijos. «Los padres no suelen reclamar por no enfrentarse al centro en el que están escolarizados sus hijos».
No obstante, la UCE se anima a los padres a presentar la correspondiente reclamación y les garantizan, en caso de que así lo deseen, el anonimato.
Así, en vista de todo el revuelo alrededor del asunto, muchas escuelas han comenzado a crear alternativas al problema, por ejemplo implantando el uso del uniforme, pero sin que no haya negocio de por medio. Una muestra es un colegio en Asturias, cuya AMPA acordó tras una encuesta la indumentaria que se debe vender en una tienda para «mantener el stock suficiente que atienda a las demandas», pero que en su web dejan claro a las familias que pueden comprar en cualquier establecimiento. Asimismo, también hay un centro en Madrid que apostó por el canje entre alumnos de ropa y libros para «educar en solidaridad y sostenibilidad».
El uso del uniforme no obligatorio
Más allá de la exclusividad en la venta de la vestimenta, la Delegación de Educación recuerda que no es obligatorio el uso del uniforme ni en los centros públicos ni en los concertados. Los niños pueden ir vestidos como quieran. «Es competencia del consejo escolar establecer un uniforme, lo que no obliga a su uso», precisó un portavoz de la Delegación. Según Educación, los padres están en su derecho de llevar a los niños sin uniforme y a presentar una queja al consejo escolar por un acuerdo de exclusividad con un comercio determinado. Pero la administración educativa ya no entra en si existen esos acuerdos. Eso es competencia de Consumo.
Los únicos centros que pueden imponer un uniforme son los privados. Pero Educación aclara que incluso esos colegios están obligados a recoger esa exigencia en sus reglamentos para que los padres sepan de antemano a qué gastos tendrán que enfrentarse si escolarizan allí a sus hijos.