Industrias Duero: garantía de seguridad en tu empresa

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El recinto en el que opera una empresa requiere de muchas atenciones, muchos cuidados y muchos servicios. No solo hay que acondicionar el lugar de manera perfecta para que no se rompa la cadena de producción en ningún momento. El simple hecho de que a ese recinto acudan cada día centenares de personas implica obligaciones extra que hay que cumplir con celeridad.

Hacerlo es cumplir a su vez con un derecho de los trabajadores, que deben desempeñar sus funciones en un entorno que garantice su seguridad. Y esa seguridad no siempre está ligada al tipo de empleo que ejerce, sino al entorno en el que se mueve. Y ese entorno es el recinto del que hablaba en el párrafo anterior, un lugar en el que se debe combatir en pos de la prevención de riesgos laborales.

Hace pocos meses y en compañía de un grupo de inversores, decidí abrir una fábrica textil, dedicada principalmente a la confección de pantalones. El proyecto era osado: pretendíamos convertirnos en una de las empresas más grandes del sector y un auténtico referente en él, capaz de captar grandes clientes como El Corte Inglés o las marcas más vendidas del mercado.

Sin embargo, uno no puede echar las campanas al vuelo antes de conocer el lugar en el que opera: la fábrica, el recinto que comentaba. En nuestro caso, el de la fábrica era amplio y tenía un aparcamiento con capacidad para un total de veinte o treinta coches. Sin embargo, no disponía de un sistema de iluminación, una condición que a mí personalmente me preocupaba y de la que quería dotar al espacio para prevenir atropellos y accidentes, que en caso de producirse podrían darnos muchos quebraderos de cabeza a los empleadores.

Otro de los problemas del espacio exterior de nuestra fábrica era que la escalera de acceso al edificio principal carecía de una barandilla metálica. Colocar un elemento de este tipo no resultaba una tontería, ya que podría evitar caídas y, por tanto, lesiones o incluso muertes que supusieran una gran tragedia para nuestros trabajadores y un serio problema para nosotros como mandatarios.

Estaba realmente preocupado por estas carencias, así que informé a la Junta Directiva de que era conveniente subsanarlas cuanto antes. La propuesta se aceptó por unanimidad, y llegaba la hora de decidir qué entidad o empresa iba a suministrarnos las estructuras necesarias para dotarnos de esos sistemas de seguridad. Gálvez, el tesorero, presentó de inmediato a Industrias Duero, una empresa especializada en protección de carreteras, como la mejor opción. Al parecer había realizado algún proyecto similar con ellos antes y había terminado muy contentos con las estructuras metálicas que elaboraban.

Antes que el trabajo, la protección

Nos pusimos manos a la obra. Llamamos al teléfono que aparecía en la web de la empresa y les comentamos cuáles eran nuestros propósitos. El interlocutor concertó una cita con nosotros y, en la misma, pudo observar sobre el terreno cuáles eran nuestras necesidades. Convino con nosotros en que la barandilla era muy necesaria y los sistemas de iluminación, también. Era el momento de hablar de precios, pero la conversación no se alargó demasiado en ese sentido porque nos parecieron coherentes y asumibles.

Pocas semanas más tardes nuestro recinto presentaba un aspecto mucho más seguro para todos. La barandilla estaba ya perfectamente instalada y hacía que subir por las escaleras hacia el edificio principal de la fábrica fuera mucho más seguro. Por otra parte, las farolas que se habían puesto en el aparcamiento y en el resto de los aledaños de la nave principal hacía la conducción y el tránsito a pie de los trabajadores mucho más fiable.

Creo que fui muy cauto al estar pendiente de todos estos asuntos. El que todo el mundo tenga una seguridad es imprescindible para que se realice el trabajo con eficacia y eficiencia. Hacerse con esa seguridad no es fácil en ocasiones. La única manera para acertar de lleno es confiar en empresas fiables, de experiencia contrastada y que trabajen con rapidez. Nosotros, en ese sentido, hemos salido muy bien parados.

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