Los áridos, ese gran desconocido

La industria de los áridos es esencial para el estilo de vida contemporáneo de la sociedad. Se trata de una industria además con múltiples ramificaciones que no solo se detiene en la extracción y procesado del material, sino que incluye otros negocios asociados y especializados como el transporte o, caso de empresas como Talleres Núñez, en activo desde 1968, el diseño y venta de superficies cribantes y accesorios para la clasificación de áridos y minerales.

Instituto Geológico Minero de España (IGME), en la publicación Panorama Minero, define los áridos como «una serie de rocas que, tras un proceso de tratamiento industrial (simple clasificación por tamaños en el caso de los áridos naturales, o trituración, molienda y clasificación en el caso de los áridos de machaqueo), se emplean en la industria de la construcción en múltiples aplicaciones, que van desde la elaboración, junto con un material ligante, de hormigones, morteros y aglomerados asfálticos, hasta la construcción de bases y subbases para carreteras, balasto y subbalasto para las vías de ferrocarril, o escolleras para la defensa y construcción de puertos marítimos». Es decir, elementos presentes en la naturaleza y que encuentran aplicaciones en todos los reductos de la existencia cotidiana del hombre. De hecho, se considera que los áridos es el segundo recurso más empleado por la humanidad, después del agua, básica para la vida. Su conocimiento nace con la civilización misma y es profusamente aplicado desde tiempos de la Antigüedad Clásica –el panteón de Agripa en la capital italiana, por ejemplo, es una muestra del fabuloso hormigón que desarrollaron los romanos, aparte de su aplicación en calzadas y construcciones sanitarias-. Y es que de la gravera se extraen los materiales fundamentales que participan en las construcciones y edificios que intervienen en nuestro día a día, desde los colegios e institutos hasta los hospitales y edificios administrativos, pasando por supuesto por aceras, calzadas y carreteras. Es, de este, modo un soporte de materia prima que en buena medida ofrece el primer sustento al resto de la economía nacional, a la creación de empleo por tanto –especialmente en áreas rurales donde las oportunidades de trabajo son más reducidas- y, asimismo, a la creación de un nivel de vida básico para los ciudadanos. Por otro lado, más allá del sector de la construcción, piedra angular de la economía española, los áridos procedentes de las canteras del país también se emplean en otra serie de variadísimos productos, como el vidrio, el papel, el acero para la industria de la automoción, la fabricación de pintura, los cosméticos, las medicinas, la depuración de agua, la generación de electricidad como elemento para la desulfuración de gases y hasta la tecnología punta. Hasta tienen su sitio en la industria alimentaria como parte del proceso de fermentación de productos como el vino, la cerveza y el pan, o en la elaboración del azúcar. En definitiva, son las múltiples caras de una realidad que, traducida a datos, señala que cada persona consume al año alrededor de 3.700 kilogramos de áridos. O, lo que es lo mismo, más de 10 kilos al día y aproximadamente 500 toneladas en toda una vida. Hay que tener en cuenta que apenas un kilómetro de autopista significa la utilización de 25.000 toneladas de áridos, un metro cúbico de hormigón 2 toneladas y un kilómetro de doble vía de ferrocarril unas 10.000 toneladas.

No obstante, no todos los áridos proceden de un entorno natural. Los áridos se clasifican en tres grandes grupos en función de su origen:

  • Áridos naturales: Árido de origen mineral que únicamente ha sido sometido a procesos mecánicos. A menudo se utiliza este término para designar áridos producidos sin intervención de proceso de trituración, simplemente mediante cernido o lavado. Dentro de esta categoría se distinguen otras dos divisiones, según el proceso de trituración al que son sometidos. Están, pues, los áridos naturales granulares -procedentes de la extracción y clasificación de materiales sueltos y se obtienen en graveras localizadas en terrazas de río, llanuras aluviales y otros depósitos Terciarios y Cuaternarios- y los áridos naturales de machaqueo -procedentes de la extracción, trituración y clasificación de macizos de roca en canteras, aunque también pueden ser producto de la trituración de las fracciones más gruesas de áridos granulares-.
  • Áridos artificiales: Árido de origen mineral resultante de un proceso industrial que suponga modificación térmica u otra.
  • Áridos reciclados: Árido resultante del tratamiento de material inorgánico previamente utilizado en la construcción.

El uso de los áridos artificiales y reciclados es poco frecuente y forman un porcentaje muy pequeño dentro del volumen total de áridos utilizados en la construcción.

Si se prefiere, otros métodos de clasificación atienden a conceptos como el tamaño -finos y gruesos-, a la continuación de la explotación -continua o intermitente- o a su uso -materiales de relleno y plataforma, subbases y bases granulares, materiales para mezclas bituminosas, para hormigones y morteros, balasto, escolleras, áridos ligeros, etcétera-.

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