Abogados, ¿internos o externos?

¿Qué es mejor para una empresa tener un abogado interno o externo? A continuación vamos a analizar los dos perfiles y serás tú el que tengas que decidir cuál es lo mejor para tu empresa.

Primero vamos a aclarar los dos conceptos. Un abogado interno es también conocido como abogado de empresa. Estamos hablando, en definitiva, de un abogado integrado en la plantilla de la empresa, a través de una relación laboral, y que ejerce labores de asesoramiento jurídico y/o de defensa ante los tribunales y órganos administrativos de los intereses de su empresa. Es decir que pertenece a nómina.

Por su parte, un abogado externo es un profesional independiente, que trabaja por cuenta propia y que presta sus servicios a los clientes que libremente le contratan. No tiene una relación laboral con la empresa. Se trata de una prestación de servicios profesionales, bien para un caso o asunto concreto, bien a través de una remuneración periódica o iguala. Si en un momento concreto la empresa requiere de sus servicios, se le llama, se realiza el trabajo y posteriormente se le paga.

Llega el momento en el que tienes que decidir por quién optas. En el caso de que una empresa está empezando difícilmente va a generar la liquidez suficiente para poder permitirse el lujo de contar con un abogado interno y pagarle todos los meses. Por eso, se recurre a un abogado externo, y lo ideal es que se establezca esa relación de consejero legal, de realizar los correspondientes análisis de los diferentes asuntos.

Cuando la empresa comienza a crecer, se puede pensar en incorporar un abogado en plantilla. Así, ganamos en inmediatez y confianza a la hora de acceder a esas labores que antes comentábamos, así como en conocimiento de la propia empresa por parte del letrado o en una mejora de los costes financieros que implican sus servicios.

Ahora bien, hay momentos en los que hay que tirar de abogados externos. Por ejemplo si el caso es muy especializado, y nuestro departamento no tiene experiencia, lo mejor es ponerte en manos de profesionales. Por ejemplo si necesitas un abogado laboralista en Sevilla pues lo mejor es llamar al despacho de Miguel Durán.

Lo habitual es que este abogado interno sea el encargado de contratar y dirigir los servicios de otros profesionales jurídicos externos . Como se puede comprobar, suele ser una cuestión de volúmen de negocio y beneficios la que justifica la contratación laboral de un abogado, si bien eso no descarta el mantenimiento de relaciones periódicas o puntuales con abogados externos. Por ejemplo si necesitas consultar a abogados mercantiles en Sevilla.

Con estos datos encima de la mesa es el momento de que decidas si quieres un abogado de empresa en Sevilla o prefieres apostar por abogados externos. Curiosamente la crisis ha provocado que en los últimos años las empresas hayan apostado por los abogados internos. Así, las compañías siguen reforzando sus departamentos jurídicos y pagando cifras moderadas a sus nuevos fichajes, todo ello en detrimento de la externalización del asesoramiento jurídico. Esto provoca que las contrataciones se hagan con cuentagotas. En su mayoría con perfiles de medio nivel o perfiles con buenas dotes comerciales, capaces de fidelizar y captar clientes.

 

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